Hace unos días tuve que ir a la dirección general de Pasaportes (DGP) para renovar mi libreta del pasaporte ordinario que estaba a punto de vencer. Para muchos dominicanos ir a una oficina pública se convierte periódicamente en un contratiempo y dolor de cabeza por el entresijo burocrático y el trato no siempre respetuoso que reciben muchos ciudadanos de un sinnúmero de esas oficinas gubernamentales.
Al entrar por la puerta principal de la DGP donde siempre hay gente haciendo fila, al penetrar al edificio una señora de plataforma de manera muy cortés y amable me preguntó qué tipo de diligencia iba a realizar dirigiéndome de inmediato a una de las casillas de frente de su oficina. La persona en la casilla me atendió rápidamente y me guió hacia otra casilla donde tenía que efectuar otro procedimiento administrativo. De ahí me dijo vaya a la casilla número X a verificar el documento y tomarme una foto. Eso fue cosa de poco menos 45 minutos en horas de la mañana. En la casilla de toma de foto me dijeron venga a las 3:00pm a recoger su nueva libreta. Tengo que decir también que hice un pago de VIP para que mi nueva libreta esté a tiempo. En mí entrada y salida como mi permanencia en la sala de recepción siempre vi gente trabajando activamente y con un alto espíritu de servicio. Nadie me puso obstáculos. Todo lo contrario, me decían algunos (a) que si se tardan mucho vaya y pregúntele a tal persona en la casilla X. El espíritu de servicio a los parroquianos que hacían sus diligencias de diversas índoles en la dirección general de Pasaporte, noté siempre la colaboración y asistencias de su personal ejecutivos y demás empleados. Para recoger mi nueva libreta regresé un poco antes de las 3:00pm y acudí a la casilla indicada de recoger las libretas.
Tuve que espera un pequeño rato hasta que la pizarra electrónica pusiera en su pantalla el número que me indicaba ir a la casilla correspondiente. Me entregaron de forma rápida la libreta y salí de dicha oficina gubernamental altamente impresionado de la calidad del servicio de sus empleados y ejecutivos de plataforma.
Aclaro, que a la hora de escribir esta columna, no conozco personalmente a su director general Ramón Monchy Rodriguez, quien debe felicitarse por su trabajo al frente de dicha institución. Admito, sin embargo, conocer algunas otras personas como la diligente licenciada Gina Puello, que labora allí en el área técnica desde hace años. Ojalá en muchas oficinas públicas como privadas, impere siempre esta vocación de servicio, sencillez y calurosa entrega al trabajo, que recibí en la dirección general de Pasaportes para obtener mi nueva libreta renovada. ¡Amén!