Todos los seres humanos (hombres y mujeres) viven con niveles cambiantes de inseguridad, pero, mientras el hombre es alabado en su proactividad, la mujer es cuestionada o denigrada. Esto no es biológico ni un dictado de Dios; es pura socialización en la desigualdad de género¿Qué explica esta desigualdad persistente entre hombres y mujeres a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos 60 años para igualar oportunidades? Los conservadores aducen razones biológicas y religiosas. Dicen: hombres y mujeres son diferentes en su anatomía y funciones; así lo designó Dios, acéptenlo. Los progresistas aducen razones sociales: la socialización desigual a favor de los hombres. ¡Cierto!, hay diferencias anatómicas entre hombres y mujeres. ¿Pero explica eso, por ejemplo, que los hombres obtuvieran mucho antes que las mujeres el derecho al voto? ¡No! ¿Explica eso que en la República Dominicana solo haya tres ministras de un total de 23 ministros con cartera? ¡No! Sirvan estas dos preguntas solo de ejemplos. Para preservar el patriarcado (sistema social donde los hombres dominan en las estructuras y decisiones), desde muy temprana edad a los varones se les motiva a desarrollar la seguridad y a las mujeres la inseguridad. Para explicar esto utilizaré aquí solo un ejemplo: el emparejamiento. Desde muy jóvenes, los varones aprenden a ejercer el poder en la búsqueda de pareja íntima. El varón es quien propone a una mujer. Esto requiere arrojo y energía, voluntad y acción. La hembra debe ser pasiva y receptora de la propuesta. Limitada en su posibilidad de activamente buscar una pareja, las hembras desarrollan la incertidumbre típica de quien está atada, de quien queda a expensas de otra persona para lograr un objetivo primordial en la vida como es emparejarse. Así socializadas, las mujeres desarrollan una inseguridad desde la subordinación que se traspasa a otros espacios de acción (laboral, político), donde los hombres llevan la delantera en los cargos y las decisiones. Es cierto que en tiempos recientes hay más mujeres dispuestas a tomar la delantera en la búsqueda de pareja. Pero aún hoy, es culturalmente mal visto en muchas sociedades. Mientras el hombre es generalmente proactivo, la mujer es generalmente reactiva. La proactividad de la mujer se admite socialmente en el cuidado doméstico. Todos los seres humanos (hombres y mujeres) viven con niveles cambiantes de inseguridad, pero, mientras el hombre es alabado en su proactividad, la mujer es cuestionada o denigrada. Esto no es biológico ni un dictado de Dios; es pura socialización en la desigualdad de género. Artículo publicado en el periódico HOY
Opinión
La inseguridad de las mujeres
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