Por más que lo intenten no es posible convencernos de que sea legítimo, conveniente y adecuado que prácticamente todo el equipo de gobierno se integre a la campaña de candidatosParticipar en actividades proselitistas puede generar un conflicto de interés a los funcionarios, pues sus acciones y decisiones podrían estar indebidamente influidas por los intereses del candidato de cuyo equipo forma parte. Por más que el Ministro de Administración Pública intente justificar que no habría violación a dicha ley porque la misma no prohíbe a los servidores públicos realizar proselitismo político después de la jornada laboral, es prácticamente imposible separar a la persona de su función pública, pues ser ministro, superintendente o director general va mucho más allá de un horario; como también lo es separar el ejercicio de la función de la actividad de campaña, pues aunque asista a actividades fuera del horario laboral, nada puede controlar que durante ese horario piense y actúe como activista. En efecto esa es una de las cargas más pesadas para los funcionarios públicos, a quienes es muy difícil despojarse de su condición, inclusive en actividades sociales, y les resulta imposible en un país pequeño como el nuestro, asistir a un lugar de esparcimiento sin ser abordados como tales. Con mayor razón será imposible que en una actividad proselitista o en la solicitud de una contribución o invitación a un acto se visualice a la persona y no al cargo que ostenta, y el accionar de ese funcionario directa o indirectamente incidirá en el de los empleados de su dependencia. La inclusión de funcionarios en comandos de campañas tiene precisamente como objetivo sumar adhesiones derivadas de sus cargos, pues de lo contrario candidatos que gastan millones en asesores y publicidad integrarían los mismos con colaboradores a tiempo completo y no con funcionarios. Por eso por más que lo intenten no es posible convencernos de que sea legítimo, conveniente y adecuado que prácticamente todo el equipo de gobierno se integre a la campaña de candidatos, pues no solo es casi imposible que puedan separar el cargo de su labor proselitista, sino que les será más difícil aun no desviar la debida concentración en sus funciones ante la efervescencia, el apasionamiento y el enorme trabajo que significa una campaña. Sumando al candidato, restarán al interés general y al país.
Opinión
No convencen
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