Por: Claudio Acosta.
José Ignacio Paliza, Ministro Administrativo de la Presidencia, admitió ayer que no se comunicó “de manera adecuada” la propuesta de aplicación de nuevos impuestos, que ha recibido un amplio rechazo que incluye a connotados dirigentes del partido oficial, y aunque se reconoce que admita el error cometido y se muestre dispuesto a enmendarlo tampoco puede aceptarse que lo reduzca a un simple problema de comunicación.
Porque no se trata, como alega el funcionario, de que se comunicó de manera inadecuada el “paquetico fiscal”, como ya se le bautizó, sino de que no se comunicó en lo absoluto, pues el Gobierno trató de hacerlo pasar de manera solapada en el proyecto de Presupuesto, sin socializarlo, y tal vez si lo hubiera hecho sus perpetradores se habrían enterado de que es inconstitucional que se cargue con impuestos el salario 13.
Y eso, precisamente, es lo que preocupa, además de lo que significará para la golpeada economía de la clase media, la paganini de siempre, que ya no está dispuesta a cruzarse de brazos ante el golpeo continuo de políticos sin imaginación o faltos de coraje para obligar a los desfalcadores del erario a que devuelvan lo robado, aunque eso signifique volver a la Plaza de la Bandera.
Tan contundente fue su reacción que el gobierno captó el mensaje, forzando al presidente Luis Abinader a anunciar que buscará consenso para la aplicación de los nuevos impuestos. Pero alarma y preocupa que un gobierno en el que sus funcionarios, empezando por el Primer Mandatario, hacen gárgaras con la palabra transparencia, actúe de esa manera, y que luego se quiera justificar con un simplismo que insulta nuestra inteligencia.